El mundo organizacional evoluciona constantemente, todos los cambios aparecen y nos sorprenden de manera rápida, la tecnología irrumpe como el factor principal que mueve la manera de hacer negocios. Pero ¿que nos pasa a nosotros como personas de Recursos humanos? No dudamos en ponernos al día, actualizarnos con las nuevas tendencias, adaptarnos al manejo de la tecnología y a conocer lo que necesitamos profesionalmente para subirnos a la nueva ola del cambio.
Sin embargo, ¿es suficiente adquirir información sobre lo que tenemos que saber? No, esto no solo no alcanza, sino hasta me atrevería a decir que es superficial, porque si con solo conocer bastara para lograr lo que queremos, hoy todos seríamos más que exitosos, en lo que hacemos y nos proponemos.
El mayor problema que tenemos es que justamente ahí en la superficialidad no está lo que nos frena, ni lo que nos imposibilita estar a la altura de los cambios que se dan en nuestra profesión de Recursos Humanos, o en el mundo laboral.
¡Para enfrentar esta nueva era, necesitamos una verdadera revolución!
Una revolución interna de nuestros propios paradigmas, de aquellas cosas que en el pasado nos hicieron exitosos, pero que hoy probablemente ya no sirven.
Por eso mi invitación es llevarlos a dar un paso más, y aprender a mirar donde no siempre queremos o da gusto: nuestro interior. Ahí se encuentran las trabas, pero también las respuestas y soluciones.
Necesitamos llevar a cabo una revolución de nuestras creencias que nos lleve a soltar una manera de trabajar, desde la queja o la víctima, encontrando siempre justificaciones por las qué no podemos hacer mucho en empresas que no tienen apertura. Soltar de una vez la creencia de que el área de Recursos Humanos es sólo un área de soporte y apoyo a las unidades que si traen el negocio o el dinero a las empresas.
Porque… ¿quién mueve el dinero, la tecnología, las financias, la producción? ¡¡LAS PERSONAS!! Sin personas, no hay empresas, no hay clientes, ¡no hay ganancias!
Entonces no hay nada que nos impulse más a la grandeza que tener la certeza de que nosotros, los de Recursos humanos, somos los expertos en el manejo del factor clave y motor de cualquier organización que es el “ser humano”. Y tenemos que estar a la altura de esta gran tarea.
¡Preparémonos para este gran desafío! preguntándonos en lo más profundo de nuestro corazón: ¿Cómo estoy siendo en este momento? ¿Está mi liderazgo al nivel de lo que se espera? ¿Soy alguien que inspira a los demás a venir a trabajar contentos, a dar todo de si? ¿Cómo me impulso yo mismo a la grandeza? ¿En qué tipo de persona y profesional me tengo que convertir?
Y sin importar lo que encuentre, que pueda tomar la firme decisión y la meta más alta, de evolucionar hasta convertirme en la persona capaz de llevar a mi empresa al nivel y sitial que se merece ¡¡Que sea un verdadero placer trabajar ahí!!
Tengo la certeza de que, si trabajamos por evolucionar primero nosotros, convirtiéndonos en los lideres que necesita el futuro, podrán venir todas las revoluciones que sigan, y las enfrentaremos con la paz y la confianza que nos da la fortaleza interior de saber que nosotros siempre estaremos al mando!
La re-evolución humana en Recursos Humanos comienza cuando dejamos de esperar que el cambio venga de afuera y nos atrevemos a transformarnos primero nosotros. Esa decisión personal de crecer y liderar con propósito es lo que marcará la diferencia en nuestras organizaciones. Porque si logramos inspirar a las personas a dar lo mejor de sí, estaremos construyendo empresas más humanas, más fuertes y con futuro.